¿Cómo Avanzar?

Un proverbio popular dice: “El que mucho abarca poco aprieta”

Se popularizó una cultura de conquista, algo como: “decláralo y lo tendrás”, “alcanza tus sueños”, “planifica en grande”, “confiésalo y será tuyo”, lo que contradice toda la enseñanza bíblica:
“¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allí un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana; Porque ¿que es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece: En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos, y haremos esto o aquello.” (Santiago 4:13-16)
La voluntad de Dios para sus hijos, es una confianza y dependencia cotidiana, día por día, no olvidemos la enseñanza de Jesús: “Basta el día y su afán”

“…es el pan que Jehová os da para comer.
…recogeréis de el cada uno según pudiere comer…
Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para el otro día, y crió gusanos, y pudrióse”…(Exodo 16:15-16 y 20)

La provisión era día por día, cuando quisieron “guardar” para mañana, se les echó a perder, no podían asegurarse el día siguiente.
Así debe ser en todas las áreas de la vida de un cristiano, un paso a la vez, un pie detrás del otro, de un ladrillo por vez se edifican grandes muros.
Si tienes muchas deudas, y no puedes pagarlas a todas, comienza saldando de a una, si te llevaste varias materias en el estudio, concéntrate en rendir una, y luego te preparas para la siguiente, si tienes muchísimos problemas, resuelve uno por vez, quieres “llenar la Iglesia” gana un alma, deseas “vencer debilidades” empieza por una, la guerra se gana de a pequeñas batallas.
No puedes terminar de construir tu casa, termina una habitación primero, no puedes viajar a otra Nación, viaja al barrio vecino y testifica allí, no puedes llegar a los africanos, llega a tus parientes.
Muchas veces en esa “mentalidad” de las teologías modernas, nos fijamos metas inalcanzables, y solo terminamos frustrados y turbados, queremos alcanzar las naciones, ministrar a las multitudes, misionar en África o en India, y no hemos podido ganar a nuestro vecino, o compañero de escuela, no le hemos testificado ni siquiera a nuestra propia abuela.
Comencemos con lo que tenemos, con lo que está a nuestro alcance, honremos a Dios en lo poco y el nos pondrá sobre lo mucho, quizás Dios quiere probar tu fidelidad y dedicación en lo que tienes, si no tienes un carro, hazlo con una bicicleta, sino no tienes una bicicleta hazlo caminando, sino no te paraste en una plataforma ante multitudes, párate en una plaza, Jesús se detuvo horas con una sola mujer, en el pozo a la salida de Samaria.
Si no puedes ofrendar para sostener un obrero en el campo misionero, ofrenda para que la Iglesia pueda comprar artículos de limpieza, si no puedes predicar en la plataforma el domingo, puede visitar un enfermo.
No te impongas metas imposibles, no proyectes lo que no podrás terminar, de a pequeños pasos se recorren largas distancias, Jesús nos lo enseñó tan claramente y sin simbolismos:

“Porque ¿quien de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de el” (Lucas 14:28-29)

Alguno pensará ¿y entonces, donde está la fe? …
Esto es otra cosa, la fe es don de Dios, y cuando Dios te da fe para algo, te dará lo necesario para respaldar esa fe, “la fe sin obras es muerta” (Santiago 2:20) es la fe de los demonios, que creen y tiemblan.
Es decir, por ejemplo: si Dios te llama a vivir por la fe, también te dará lo necesario para respaldar esa fe, (y lo dice alguien que hace 40 años vive por fe) Dios no es desordenado, el hace bien todas las cosas.